La verdad es que no entiendo nada.

Tras el auge de las redes sociales y lo que en ellas se refleja de mi vida, sin que yo mismo lo entienda, me di cuenta que tengo varias personalidades o carezco totalmente de alguna. Bienvenidos a la verdadera historia, relatada por letras que yo mismo he decidido poner juntas para lograr que el mensaje llegue con claridad a quienes decidan seguirme. Un poco de humor, realidad, poesía y cuento. Aclaro desde ya que no se si quien escribe es mi verdadero yo o un demonio que decidió emerger a traves de un blog.

Soy el resultado de acción sin reacción, mi causa es difusa.

Pablo Roberto García.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Y las cenizas del ayer.


Luego de aquella mágica noche en que todo paso, mi memoria trajo al recuerdo presente, cosas que ni pensé podía recordar, cosas del futuro, las cenizas del ayer me invadían lentamente y traían a mí recuerdos de mañana, si, de mañana.

Si bien sabia que te amaba, pues mal sabía que pronto no lo haría. La naturaleza se impuso a que se consumara nuestro amor, ella te alejo de mi, sin siquiera habernos encontrado por primera vez, sin que tus ojos llenasen de vida aun los míos, sin que tu cuerpo me diera el calor que cientos de cobijas no me dan, sin que tu olor perfumase los tristes y húmedos olores de esta ciudad impregnada de llanto y lluvia.

Acostado en una costosa caja de madera, caigo en cuenta de que nunca hubo una noche mágica, y nunca paso nada, porque no eres más que un sueño en mi último descanso, mi descanso eterno. Pero ¿qué tan real irreal puede ser esto? si siento que tus lagrimas caen sobre mi pecho y tus brazos me abrazan y ruegan que vuelva a la vida, para darte los besos que jamás te di y que te cuente esas historias lindas que mis labios jamás relataron. Pues te digo que en mi mente ya volví y estoy contigo, pero ¿lo sientes? ¿me sientes?

Me voy de aquí con un recuerdo tan claro de ti. Tu sonrisa tatuada en mi alma, tus ojos enmarcados en los míos, tus manos afianzadas a las mías... No sé si estás, o si no estás, lo que sé que yo estuve ayer y no estoy hoy, por eso quiero que sepas, que cuando estuve, tu estuviste y en mi mente fuiste la reina de lo que en mi vida me dio vida y en mi muerte me está haciendo vivir.

Espero algún día saber quién fuiste.

Pablo Roberto
Sr. García

sábado, 15 de octubre de 2011

El "Pacheco" caraqueño. La otra versión.

Antes de empezar a relatar lo que será para muchos una rara, extraña y diferente versión del "pacheco" caraqueño debo aclarar que en primer lugar, no es una versión personal y lamentablemente, no podré decirles a quien pertenece ya que no poseo esa información, llego a mi hace mucho tiempo y nunca me dijeron su origen. Prometo buscar la fuente y publicarla pronto, tambien estoy abierto a quien quiera ayudarme a encontrar la fuente. En segundo lugar, les comento que mi intención no es hacerles cambiar de versión, simplemente quiero exponer a quienes lo lean, una segunda opción, una segunda respuesta a la famosa pregunta: "¿Por qué al frio le llaman pacheco?" Cada quien decida que respuesta dar.

Comienzo por decir que en Galipan, crecen flores todo el año, flores muy hermosas ya que el clima de la montaña siempre es fresco, no existe razon para que el señor de apellido Pacheco, bajara sólo en diciembre. De inmediato alguno arrojará el argumento en el cual reflejan que el Sr. Pacheco sólo bajaba en diciembre porque no soportaba el calor de Caracas durante el resto del año y a a pesar de tener un poco de sentido, se aleja de una realidad irrefutable: Pacheco vivía de la venta de las rosas, ¿cómo se mantenía el resto del año?. El ser humano trabaja y busca la manera de producir contra viento y marea, dudo mucho que el calor, le privara a este señor de llevar adelante su negocio.

En aquella Caracas de los techos rojos, de tan pocos habitantes y en la que pasear por las calles era cotidiano, resaltaba cada caballero y cada dama brillaba en la escena que podríamos acompañar de música y poesía para darle un poco más de colorido a esta historia.

Entre aquellos caballeros, quienes en las épocas en la que Caracas alberga ese clima de frío tan rico usaban gabardinas y abrigos muy finos para protegerse, resaltaba un hombre, de estatura alta, cabello claro y ojos azules, quien a diferencia del resto, no parecía estar siendo afectado por las bajas temperaturas. Usaba poco abrigo, ropas ligeras, parecía inmune, su vestimenta parecía ser la apropiada para el clima de calor.

El hombre se hizo noticia en Caracas y generó de inmediato una serie de teorías y posibles respuestas a la pregunta que todos se hacían: ¿cómo aguanta este hombre semejante frío? Hasta que un valiente se acercó a preguntarle con mucho respeto el por qué de su vestimenta. El rubio sumergido en una sonrisa tímida respondió con acento foráneo, erá un musiú: "Yo vengo de Checoslovaquia"  (hoy en día divido en Republica Checa y Eslovaquia), "y estoy acostmbrado a inviernos sumamente fuertes, con temperaturas que bajan los 0° Centígrados y realmente, me siento como en el verano de mi tierra natal" El valiente, plenamente satisfecho con la respuesta del Checo, le agradeció y empezó el chisme: "No, es que el hombre es Checo" "Fulanito, el que no se abriga, es Checo" y asi se regó la voz, el hombre no era inmune, simplemente, su cuerpo estaba acostumbrado a otras temperaturas por lo que un ligero descenso en la temperaturas de Caracas, no le afectaría en lo más mínimo.

A partir de ese momento, se creó en Caracas la frase: "Este frío definitivamente es Para Chechos" y así, poco a poco, haciendo caso a la tendencia del venezolano en cortar el castellano, la frase terminó siendo: Este frío es "pa Checo" Hoy por hoy, utilizamos pa abreviación del "para" y la abreviación del gentilicio del "Checoslovaco" en una sola palabra que la asociamos con el frío: "Pacheco". =)

Pablo Roberto
Sr. García