Salto y viajo en un punto común entre la mágia de un mundo y en la realidad del mismo. Emprendo el vuelo y con la punta de mis dedos produzco la onda en el agua. En la onda me reflejo y me doblo; mis manos en mis pies, mi cabello en las rodillas, mi corazón en el agua, nadando contra la corriente, huyendo de mi.
Me abrigo a su lado y acaricio sus manos, soplo las velas y me alumbro con la luna, se abre el telón y bajo el foco del teatro la obra de tu vida y el reflejo de la mía. Aplausos subterraneos y ovaciones mudas se adueñan del bosque y los arboles alejan la claridad de la noche.
Conozco tu verdad, se aleja de mi y se hace mentira, juega con mis dedos, hace que te toque el alma, sonrie por mis cosquillas y me hace llorar.
Una alfombra para dormir, una cama para volar, un sueño para morir y despertar para entenderlo.
No estas, no te veo, el calor que generaste desapareció y se hizo helado el olor a soledad, fue un sueño eterno del que no he despertado ni quiero despertar.
Sr. García.
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