La verdad es que no entiendo nada.

Tras el auge de las redes sociales y lo que en ellas se refleja de mi vida, sin que yo mismo lo entienda, me di cuenta que tengo varias personalidades o carezco totalmente de alguna. Bienvenidos a la verdadera historia, relatada por letras que yo mismo he decidido poner juntas para lograr que el mensaje llegue con claridad a quienes decidan seguirme. Un poco de humor, realidad, poesía y cuento. Aclaro desde ya que no se si quien escribe es mi verdadero yo o un demonio que decidió emerger a traves de un blog.

Soy el resultado de acción sin reacción, mi causa es difusa.

Pablo Roberto García.

martes, 18 de noviembre de 2014

Atípico debate.

Que sorpresa me llevé cuando la vi, de cabello castaño claro, liso que reposaba sobre sus hombros, una mirada de ojos café con el poder de domar a un león y seducir a cualquiera. Me saludó con las buenas tardes y yo nervioso, seguí mi camino a la entrada del auto mercado haciéndole saber con un ligero movimiento de cabeza que su saludo fue recibido y que además, me había gustado. Que chica tan linda.


Fue un momento tan intimo, con un intercambio tan brutal de información, que pasé por alto el hecho que reposaba sobre la pared, sentada en el suelo, se arropaba con un trapo viejo y que  tenía un cartón rayado con marcador negro solicitando cierto tipo de colaboración. Que pena haber entendido que su mano extendida no era para que yo la sujetara.

Todos me conocen y quienes no se hacen una idea: Soy un tipo que se enamora al menos 15 veces al día, hay chicas muy bonitas en todo el mundo, que visten muy bonito y que despiden ese aroma hermoso que dice que ella es la niña más bonita del mundo, ergo, Paberto se enamora. Las mujeres, todas, saben exactamente que hacer para que yo deba caminar cerca de las paredes y sujetarme en caso que alguna se apodere de mi equilibrio. Si lo negara, estaría mintiendo, ella, la mujer, es lo más lindo que se pudo crear sobre esta tierra. Pero coño, ella era una mendiga sentada fuera de un auto mercado y si bien no percibí su aroma, realmente, me dejó muy confundido.

Claro, ahora estoy comprando mis vainas, que además necesito comprar rápido porque tengo el arroz montado en casa y mi mente empieza a jugarme trucos para hacerme sentir como una real porquería de persona. "¿De verdad, Paberto?" Y yo le respondo: "Si vale, pero ¿cuál es el problema? ¿O es que ahora las mujeres que piden plata no tienen derecho a despertar una duda? No me jodas, mente, no seas clasista" Luego ella insiste y me dice: "Pablito, Paberto, Pablo Roberto, vas a tener que venir con algo mejor que eso" Y yo callo, sigo comprando pensando en lo difícil que será salida del super. ¿Se imaginan la decepción de mi mamá cuando le diga que invite a salir a una mujer de la calle? Creo que incluso me voy a tardar más de la cuenta, prefiero que se queme el arroz y ella se vaya de ahí, si el destino es sabio... ¡Coño, callate, Pablo! ¿Qué coño te pasa?. 

El debate me abandonó cuando la naturaleza del mercado me absorbió y me llevó a la caja para pagar por mis selecciones, pero ahora, no me avergüenzo de reconocer que su mirada me cautivó y se hizo de mis pensamientos por unos eternos 5 minutos. Les juro, jamás vi a una chica pidiendo dinero tan linda. Lo cierto es que ella quedará para siempre y sin saberlo, ahorita, me esta haciendo pasar un momento perfecto frente a mis letras rebeldes y carentes de sentido alguno.

Gracias, mujer de la calle.

Sr. García.


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